En el sureste de Rumanía, a orillas del Mar Negro se encuentra la ciudad de Constanza. Una ciudad que rápidamente vemos que tuvo tiempos mejores.
Tiene dos partes claramente diferentes. Por un lado la parte vieja de la ciudad situada en alto, y a los pies de la cual se extiende el inmenso ramal ferroviario del puerto, el más grande de Rumanía. Y hacia el norte la zona de playas que comunica con Mamaia, la Manga del Mar Menor de Rumania, y que es también uno de los centros turísticos más importantes de Rumanía.
La parte vieja de la ciudad se ha ido abandonando poco a poco y muestra de ello es la cantidad de socavones que hay que ir esquivando con el coche. La zona portuaria todavía rebosa de actividad.
El elemento que separa la zona del puerto al sur y la zona de playas es el casino de Constanza. Cerrado y abandonado a su suerte durante muchos años se ha convertido en una de las imágenes de la ciudad.
En la zona de playas también se reconoce un pasado mejor. Edificios antiguos se juntan con edificios nuevos a medio construir.
La zona de Mamaia, una franja de tierra con mar en ambos disponen de gran cantidad de hoteles, que al igual que el resto, empiezan a necesitar una renovación urgente. Un teleférico te lleva de un extremo a otro y te da una visión aérea de toda la zona.
Únicamente las zonas “chill out” montadas en la playa y el colorido parque acuático muestran una recuperación del turismo en la zona.