El girobús o gyrobus es un autobús que funciona con la energía cinética acumulada en un volante de inercia. El volante de inercia es una gran rueda que se hace girar a gran velocidad para después aprovechar la propia fuerza del giro como energía.
Aunque es una idea del 1909, no fue hasta 1944 que debido a la escasez de hidrocarburos por la segunda guerra mundial, se recuperó la idea y en 1950 se ponía en funcionamiento el primer servicio regular de girobús.
El girobús aprovechaba las paradas situadas aproximadamente cada 5 km para “recargarse”. Mediante unos postes eléctricos se alimentaba el motor eléctrico que hacía girar el volante de inercia de unas 3 toneladas a unas 3.000 revoluciones por minuto. Velocidad suficiente para mover después el autobús hasta el siguiente poste y a una velocidad de unos 60 Km/h.
La clara ventaja con respecto a los tranvías y trolebuses es que este sistema no requiere de un cableado a lo largo de todo el recorrido, así como la libertad de movimiento que tiene el girobús entre las paradas. Una de las pocas desventajas son los efectos giroscópicos que produce el volante de inercia durante los giros y cambios de rasante.
Hoy en día sigue siendo una opción bastante viable y respetuosa con el medio ambiente, aunque tiene en otros sistemas, como las células de hidrógeno, una dura competencia.
